Música, teatro y humor desde una perspectiva feminista

Fotografía: Ignacio López Isasmendi.

Combinan la música y el teatro. Preparan una estética con danzas aéreas e interpretan la música de Liliana Felipe, la cantante y compositora argentina, nacionalizada mexicana. Tal como la canción de la artista, decidieron llamarse Las Soldaderas y van a presentarse en el Teatro La Luna (Av. Sáenz Peña y San Lorenzo) el 7 de septiembre, a las 21, de manera gratuita. “Creo que el nombre nos viene muy bien. Desde este Tucumán nos identificamos siendo, de algún modo, soldaderas de estos tiempos”, dice Andrea Barbá, actriz y cantante.

Las soldaderas fueron mujeres imprescindibles en la Revolución Mexicana que ocurrió entre 1910 y 1917 y que dio fin a  los 30 años de dictadura de Porfirio Díaz. Multitudes se unieron al ejército armado y sin ellas los soldados no habrían podido comer, combatir o sanar. Estas mujeres fueron fundamentales para las conquistas de uno de los movimientos políticos, económicos y sociales más importantes del siglo XX en América.

 

Viudas, solteras, amantes y casadas,

madres y hermanas formaron batallón

al mando de fornida extortillera

las soldaderas se fueron al montón

 

Nos inspiramos en las canciones de Liliana, queremos cantarlas y vamos siendo impregnadas en la escena por ella; también por sus declaraciones, que son muy fuertes”, comenta María José Stefani, directora teatral.

El grupo se completa con: María Pía Garmendia (piano); Lucía Zarbá (percusión); Lucrecia Chañi, Viviana Vargas y Sofía Nagle (voces). Camila Pérez y Milagro Argañaráz son las encargadas de la danza aérea.

Las Soldaderas fueron congregándose de a poco, convocándose entre amigas, compañeras y artistas que compartían el gusto por la cantante cordobesa. Así fueron armando un colectivo de mujeres que da voz a las reflexiones políticas, feministas y al infaltable humor irónico que atraviesan las obras de Felipe. 

La alegría de interpretar a Liliana Felipe

Liliana Felipe nació en Córdoba, donde fue parte de la fundación del movimiento Canto Popular de Córdoba y luego, durante la dictadura de 1976, debió exiliarse en México. Allí conoció a Jesusa Rodríguez, senadora actual por su país y también artista, y con quien se encuentra casada desde 2010.

“Las letras de Liliana me atraviesan de una manera muy vertiginosa. Utiliza mucha ironía, te hace reír y te lleva por un camino en el que te das cuenta de la profundidad de lo que está diciendo”, dice Chañi. “Y cuando la estás cantando decís: ¡la puta madre! Es muy increíble poder divertirse con esa realidad tan cruda”, agrega Vargas.

¡Las histéricas somos lo máximo!

Extraviadas, voyeristas, seductoras, compulsivas

finas divas arrojadas al diván de Freud y de Lacan

 

“Son esas canciones que cantas a los gritos, limpiando o cuando te bañas. Es muy visceral ella, entonces la música te pone la piel de gallina. Es muy jugada también porque grita, putea”, sostiene Nagle.

Las actrices y músicas se reúnen; toman té, mate, café; charlan y ensayan. Es un ambiente distendido: ríen todo el tiempo y juegan mientras se sacan fotos. No dudan en expresar su alegría por interpretar, en un grupo de mujeres artistas, a la cantante que tanto admiran.

“Me siento muy feliz cuando vengo a los ensayos, cuando me junto con las compañeras porque se genera una sinergia creativa que tiene que ver con el ser humano que somos, el ser artista que somos, y eso se plasma en la escena”, comenta Barbá con una sonrisa.

“Yo siento poder -dice con contundencia Stefani-. A esas canciones hay que bancárselas, hay que hacerse cargo. Hay que putear cuando hay que putear, y sensibilizarse hasta lo más íntimo. A esos lugares tan extremos que ella maneja en su poesía hay que llevarlos a cabo en la escena y eso es un desafío”.

Además, Chañi sostiene: “interpretar a Liliana Felipe no es fácil. Tenés que entrar en ese mundo. Cuando uno canta se apropia de las canciones, de las letras. Y en esto es al revés. Ella se apropia de nosotras”.

Con el talento y el gran trabajo escénico de Las Soldaderas buscarán transmitir esa irreverencia y ese humor a su público. “Este colectivo es también la necesidad de poner el cuerpo, de denunciar, y por supuesto de hermanarse en una sola voz”, finaliza Vargas.

 

¡Las histéricas somos lo máximo!

Solidarias, fabulosas, planetarias, amorosas

super egos moderados, cunnilinguos para todas a placer...