¿Mucho ruido y pocas nueces?

Fotografía cortesía de Nicolás Tuero

El pasado jueves se llevó a cabo una marcha más promovida a través de las redes sociales, con el objetivo de que la gente se manifieste en contra del gobierno nacional, como así también de los gobiernos provinciales. Tucumán también formó parte de la postal en la que miles de personas se acercaron a la plaza Independencia para rebelarse y reclamar por lo que ellos consideran justo. La consigna de esta marcha era expresarse sin violencia, en absoluto respeto, de tal forma que lo relevante sea el reclamo popular y sin colores partidarios, pese a los globos amarillos y las boinas blancas que aparecieron en la plaza. En la provincia miles de personas movilizadas en su mayoría  por su propia voluntad, se sumaron al reclamo popular, exigiendo por cuestiones particulares y otras compartidas. En la plaza estuvieron algunos familiares de víctimas de la impunidad que reclaman en contra de las autoridades tucumanas, como Alberto Lebbos, así también un grupo de autoconvocados de la salud, docentes universitarios, los abuelos que reclaman por el 82% móvil, partidos políticos y familias enteras, reclamando principalmente por la reforma judicial, la corrupción dentro de los gobiernos, la impunidad ante casos concretos en los que están involucrados el poder político y policial, la inflación que aumenta día a día, entre otros temas.

“Estoy en contra de todo aquello que pueda afectar la democracia. Los poderes tienen que ser autónomos y tiene que haber independencia entre ellos”, explicó un joven frente a la pregunta ¿por qué viniste? Otro chico dijo “vine porque la última garantía que tienen los ciudadanos es el Poder Judicial. Quiero defender el último parangón que nos queda como ciudadanos de la república". Una manifestación es una manifestación, si bien los reclamos no son como los vividos en los cacerolazos del 2001, donde el país pasaba uno de sus peores momentos institucionales y sociales, gran cantidad de personas se acercaron a la plaza para decir basta a lo que los perturba. A diferencia de las marchas anteriores, las consignas tenían mayor consistencia; carteles agresivos en contra de la presidenta o cánticos insultantes no fueron percibidos. Lo cierto es que la gente, por lo menos los presentes, estaban enojados.

Una chica comentó “yo vine porque la verdad me desconcierta y me da miedo el país que vamos a tener en el mediano plazo. La reforma judicial me parece altamente perjudicial y me aparece que esto es un juego en el que se esconde la impunidad en su máxima expresión”. Su compañera, indignada por la corrupción y los sueldos tan bajos que caracterizan a Tucumán, dijo que “me rompo el lomo rebuscándomela todos los días para poder mantenerme y de forma honesta, gano un sueldo mínimo y veo que estos gobernantes descaradamente se afanan el país”. Otro reclamo fue por la educación, así lo dijo un docente de escuela pública, quien expresó que a partir de las nuevas modificaciones, los maestros se ven implícitamente obligados a aprobar a aquellos que no estudiaron los contenidos de cada materia, para avanzar a otro grado, dejando de lado el esfuerzo y dedicación, lo que los perjudicará en el futuro.

Pese a estos reclamos, entre muchos otros, es lamentable que frente a la bronca de la gente por ver que son avallasados por las políticas actuales, no existe un representante digno de merecer los votos de los miles que marcharon alrededor de la plaza Independencia. La oposición es decadente, faltan ideologías políticas concretas, propuestas renovadoras y verídicas; por lo tanto, a pesar de las manifestaciones conocidas como el 8N, 7D o, en este caso, el 18A, la verdad se verá en las urnas del próximo octubre, cuando los ciudadanos argentinos puedan expresarse mediante el voto popular y demostrar si de verdad estos encuentros masivos no fueron en vano.

Delfina Campero

dcampero@colectivolapalta.com.ar