Drogas: ¿Son realmente el problema?

Existe una problemática que atraviesa todas las clases sociales y todas las edades, que por su amplitud e implicancia puede afirmarse que sin lugar a dudas se trata de una problemática social. Diferentes especialistas la abordan desde perspectivas dispares y variadas. De alguna manera eso da cuenta de la complejidad que dificulta no solamente su tratamiento, sino incluso la manera de nombrarla. En los medios de comunicación, en la calle, en la vida cotidiana, incluso en ámbitos académicos y profesionales la forma más simple de identificar este fenómeno es refiriéndose a él como “el problema de las drogas”. Pero, ¿qué son las drogas? ¿Constituyen en sí mismas un problema? Y si así lo fuere, ¿cómo se solucionaría? Y si no lo fuese, ¿por qué preocupa tanto a la sociedad?

La Licenciada en Trabajo Social, Leonor Ramírez, intenta explicar desde su perspectiva la complejidad de un fenómeno para nada nuevo y que crece año a año. Leonor se desempeña como profesional en el Programa Universitario de Prevención de Adicciones (PUNA), donde un grupo interdisciplinario realiza investigaciones, capacitaciones y además cuenta con un área dedicada a la atención para la orientación en la temática de las adicciones. En este punto, la profesional aclara que esa atención no es del tipo asistencial, “es decir que las personas que tienen ellas o sus familiares un problema de adicciones pueden ir al PUNA  a hacer una consulta porque allí estamos un grupo de profesionales que podemos orientarlos en el qué hacer, adónde ir dependiendo de que tengan o no obra social”.

La trabajadora social afirma que, desde el paradigma desde donde ellos estudian las adicciones, no hablan de la droga como un problema en sí mismo. Explica que existen diferentes modelos para abordar la problemática. Una de esas posiciones (y quizás la más conocida por las campañas publicitarias) es la médico sanitaria. Desde ese paradigma se afirma que la droga es una enfermedad, “el ejemplo claro es el doctor Miroli que te dice que la droga te atrapa, que es mala, que te mata”. Otro de los paradigmas es el que se conoce como ético legal o ético jurídico, donde se habla de sustancias legales e ilegales y el consumidor de estas últimas es simplemente un delincuente. El modelo desde el que se trabaja en el PUNA es el ético social propuesto por un argentino, el doctor Alberto Calabrese.

El modelo ético social entiende que cuando existe un problema de adicciones existen seguramente otros problemas subyacentes, anteriores al consumo. “Cuando viene una madre y te cuenta que descubrió que su hijo se está drogando es necesario indagar en las situaciones previas que han llevado a que esa persona consuma determinadas sustancias y lo haga de manera problemática”. Al decir esto Ramírez marca una clara diferencia en el enfoque que se le da al tema aquí tratado. Ella explica que no se  trata de creer que el consumo de por sí constituye un problema, tampoco lo es la sustancia en cuestión. Al respecto aclara que de pensarse solamente en la sustancia se está cayendo en la mirada ético legal, donde existen algunas que están permitidas por ley, excluyéndose como problema de adicciones, por ejemplo, el consumo "excesivo" de alcohol o ansiolíticos. Es por eso que prefiere hablar, en todos los casos, de consumo problemático de sustancias.

Cuando se pone el foco en “cómo se consume” es evidente que cuando se lo hace de forma “moderada” no es un problema social. Así, beber alcohol o fumar tabaco son comportamientos aceptados por la sociedad. Y sustancias como la marihuana, de la cual existen vastas pruebas que es menos perjudicial que el cigarrillo, también podrían ser aceptadas. Pero en tanto se siga sosteniendo que “las drogas son malas y te matan” se está ocultando el verdadero problema y se están negando las verdaderas soluciones.

Otra cosa que no se admite es que el sujeto consumidor es un sujeto autónomo que elige consumir, que tiene derecho a elegir dejar de hacerlo. Si bien es cierto que una persona que no puede controlar su nivel de adicción necesita ayuda, esa ayuda va a ser efectiva solo si el entorno acepta que los problemas existieron desde antes que las drogas aparezcan. Leonor Ramírez entiende, no solo como profesional sino también como madre, que asumir la parte de responsabilidad que cada uno tiene ante una situación de consumo problemático no es fácil, pero está convencida denque es necesario. Seguramente el camino autodefensivo sea echarle la culpa a las drogas, pero la salida nunca va a ser poner la responsabilidad afuera.

Gabriela Cruz

gcruz@colectivolapalta.com.ar