El periodismo, el oficio que genera recelos

La manipulación de los medios y el invento de los periodistas militantes que sólo dan cuenta de una realidad subjetiva y recortada no benefició al buen nombre de la profesión. Se consumen los medios, sí. Pero se los mira de costado, con recelo. Siempre se busca leer entre líneas, qué se oculta, qué se magnifica. Un ejemplo de eso pasó hoy en La Gaceta.

Ariel Ibáñez, prosecretario de redacción de la parte deportiva del diario más vendido de la provincia escribió hoy defendiendo a sus colegas, a los que Jorge Solari, técnico de Atlético había tratado de alcahuetes por elaborar informes de su club que luego trascendían a otras provincias. Ibáñez tiene razón. El trabajo del periodista es ése.

Sin embargo, desde el cálido e inimputable y anónimo lugar del forista, la mayoría de los "opinólogos" no dejó muy bien parado a los periodistas. Se argumentó que no todos ellos ganan el dinero dignamente. Se replicó que no se había informado correctamente acerca de los incidentes ocurridos tras el descenso de San Martín. Pero ninguno opinó del quid de la cuestión. Ése es el trabajo del periodista, elaborar informes sobre ese equipo.

El hincha es pasional y siempre cree que todas las críticas son con mala intención. Que el árbitro siempre está en su contra y equivocado. Que las informaciones responden a otros intereses, algunos incluso con tintes golpistas para con ciertos protagonistas de la escena deportiva. El que García Márquez llamó alguna vez "el oficio más bello del mundo" se mira con desconfianza, está bastardeado.

Uno de los peores pecados quizás sea la generalización. Ni todos son buenos, ni todos son malos. Que algunos manoseen los medios en provecho propio no da derecho a meter a todos en una misma bolsa. Sino, habrá que pensar que todos los odontólogos pueden ser asesinos como Barreda. Y eso es una estupidez.

Mauro Schrotlin

mschrotlin@colectivolapalta.com.ar