De santos huecos a paraísos fiscales

Fotografía de Hans Braxmeier | Pixabay.com

El arte de ocultar riquezas no es nada contemporánea. Desde tiempos inmemorables los grandes imperios disputaban sus estrategias para esconder sus tesoros de la forma más discreta. Bóvedas y cofres no habrían sido inventados si a nadie se le hubiese ocurrido ocultar sus bienes. Y bien sabido es que el que oculta con mucho esfuerzo sus tesoros es porque algo dentro de ellos no tiene que conocerse. Al igual que los portugueses ocultando el oro clandestino dentro de los santos do pau oco, en estos tiempos existen los paraísos fiscales para ocultar el dinero no declarado.

Pero, ¿qué es un paraíso fiscal? “Así se le llama a ciertos países y jurisdicciones en el mundo que presentan ventajas para aquellas personas que quieren ocultar sus bienes dentro de su patrimonio o que quieren ocultar la titularidad de esos bienes”, define Agustín Carrara, el secretario ejecutivo del Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica de Argentina (CIPCE). Según Carrara, las características fundamentales radican en los altos niveles de secretos en los bancos y en el sistema financiero extranjero, que pueden darse con el gusto de negar información si la Justicia de otro país lo solicita. Además, los paraísos fiscales presentan facilidades para alguien que quiera constituir una sociedad en ese país, puesto que, por ejemplo, son pocos los requisitos o la información solicitados. También cuentan con estudios de abogados y profesionales que agilizan la maniobra para que la ruta del dinero pase por ese paraíso fiscal. “El defecto básico que tiene esto es hacer que sea más difícil investigar la ruta del dinero y poder descubrir qué es lo que está pasando”, explica Carrara. De este modo se mixturan dos situaciones. Por un lado la estrategia lícita de gente que planifica cómo pagar menos impuestos y, por otro lado, un mercado de delitos como el lavado de dinero, la fuga de capitales y evasiones fiscales. Y es esa ambigüedad la que lleva a que personas de alto poder adquisitivo oculten su dinero a través de estos paraísos fiscales.

Hace unos días, una investigación periodística desarrollada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) develó la utilización de paraísos fiscales por personalidades poderosas a nivel mundial en Panamá. La investigación se realizó sobre los documentos de despachos establecidos en Panamá para registrar sociedades llamadas off-shore. Se trata de empresas que desarrollan su actividad en un país como Argentina, pero que están registradas en otro país que tiene menos controles fiscales, como Panamá. Así estos despachos panameños ayudan a los dueños de diferentes empresas a ocultar su dinero detrás de sociedades opacas.

Entre los nombres de los poderosos implicados en los papeles de Panamá se encuentra el del actual presidente de la Nación Argentina, Mauricio Macri.  El presidente figura dentro de los documentos panameños como director y vicepresidente de la sociedad, aparentemente opaca, Flag Trading LTD, la cual no figura en su declaración jurada de bienes. Según las explicaciones del gobierno nacional a los medios de comunicación, el presidente no tenía participación en el capital accionario de esa sociedad ubicada en un paraíso fiscal. Por lo tanto no tenía obligación de nombrar la sociedad en su declaración jurada de bienes. “Cualquiera que tenga un mínimo de experiencia en esto sabe que si uno ve una sociedad constituida en un paraíso fiscal, es una señal de alerta. Y sobretodo, cuando una persona figura en un cargo de tanta importancia, como es el de director, esto tiene que llevar al investigador a profundizar en ese sentido. El hecho de que diga que no tiene acciones en la empresa no es una explicación satisfactoria y se tiene que profundizar para ver realmente si esa sociedad tiene una actividad lícita o si es una sociedad fantasma”, aclara el secretario ejecutivo del CIPCE. Para eso lo que se necesita a nivel mundial, según Carrara, son los registros de beneficiarios finales que indican quiénes son los que realmente están detrás de las empresas.

El mayor problema radica en que los paraísos fiscales no son cualquier país, sino que son dependencias de las potencias a nivel mundial. “No es casual que sigan existiendo los paraísos fiscales y los intereses que se están jugando de fondo son muy grandes”, expresa Carrara y añade que “si uno ve los índices de corrupción a nivel global, países como Estados Unidos figuran como los menos corruptos. Pero si uno se fija en los índices de secretismo financiero, que sería esto, se encuentra con que estos países y sus dependencias son los que lideran el ranking”.

A pesar de que Laura Alonso, titular de la Oficina Anticorrupción de Argentina, declaró que constituir sociedad en paraíso fiscal no es un delito en sí mismo, esto no significa que no se deba investigar a fondo la función real de esas sociedades opacas. “No es una cuestión moral o ética sino que en el fondo es una cuestión de la oscuridad con la que se maneja el poder económico y el sector financiero”, expresa Agustín Carrara, dejando en claro que en la actualidad se depende de una filtración de documentación para que este tipo de delitos tome estado público.

Insumos cortesía del Informativo FARCo.