Percepción de una renuncia eclesiástica

En los últimos años el quiebre de las ideas conservadoras y ortodoxas fue llevando a la sociedad a posicionarse desde un lugar más crítico y empírico. Así, muchos de los grandes discursos imperantes del siglo XX se ven destrozados en manifestaciones sociales que claman por una reestructuración de las grandes instituciones. Una reelaboración de objetivos y de miradas que acompañen a la realidad y que coincidan con los pensamientos contemporáneos. La semana pasada se hizo pública la renuncia del Papa Benedicto XVI, el máximo mandatario de la iglesia católica. Dicha noticia despertó el debate entre creyentes y ateos que llevó a repensar qué tan importante, y hasta qué punto necesaria, es una figura papal. También se puso en tela de juicio la capacidad por parte de los pontífices para enfrentar el siglo XXI.

Así, entre rezos y disturbios, Benedicto dejó su lugar en el Vaticano declarando que "Tras haber repetidamente examinado mi conciencia delante de Dios, soy consciente que mis fuerzas, por mi edad avanzada, no son las adecuadas para ejercitar en modo adecuado el ministerio de San Pietro".

En ese sentido,  las reacciones fueron muy diversas, entre las más polémicas se destacó la actitud de ocho mujeres activistas feministas que decidieron expresar su repudio al Papado desnudándose frente a la famosa Catedral de Notre Dame al grito de “No más Papa”. Un repudio que puede entenderse desde un lugar de marginalidad por parte de la iglesia hacia realidades que existen pero que parecen no evaluarse a los ojos de Dios.

Y son esos golpes de la sociedad los que hacen presión sobre el cubo en el que se encierran los ortodoxos. Hoy, hablar de aborto, de homosexualidad, de divorcio es algo que no debería sorprender ni alarmar sino que debería ser el motor que impulse a establecer los medios para construir una sociedad más instruida y desarrollada.

Sin embargo, a la hora de hablar de quién llevará “el anillo del pescador”, a pocos les interesa cuán joven es, cuán preparado está para este milenio o con qué ojos mira el mundo de hoy. Tal vez, algunos buscan un líder revolucionario mientras otros esperan un santo ejemplar.

Javier Sadir

jsadir@colectivolapalta