El enemigo entre nosotros

Imagen cortesía de Luigi Diamanti / FreeDigitalPhotos.net

El pasado 14 de noviembre se conmemoró el Día Mundial de la Diabetes, destinado a crear conciencia sobre esta enfermedad, que aparece cuando el cuerpo no produce o no usa eficazmente la hormona insulina, encargada de regular el azúcar en la sangre.

Silenciosa, la diabetes está instalada en esta sociedad moderna de comidas rápidas y sedentarismo. Incidiosa, causa complicaciones en todo el organismo, muchas de ellas irreversibles. Fatal, arrastra consigo a casi 3.5 millones de personas cada año.

Los esfuerzos de salud pública están orientados principalmente a prevenir la aparición de la variante 2 de la diabetes, ya que la tipo 1 o juvenil es de causas desconocidas y no puede prevenirse. Además, se busca realizar un diagnóstico temprano de la diabetes de cualquier tipo (incluyendo la del embarazo). Un sencillo examen físico anual, acompañado de un análisis sanguíneo, puede diagnosticar de forma temprana la enfermedad, permitiendo acciones de salud que mejoren la calidad de vida del paciente diabético.

El discurso es conocido y aplicable no solo a la diabetes, sino también a otra enfermedad global y mortal: la hipertensión arterial. Mantener un peso saludable, a través de una dieta equilibrada y actividad física, y evitar el consumo de tabaco son las claves para evitar la aparición de la diabetes o bien demorar sus complicaciones. Como es una enfermedad que afecta los vasos sanguíneos y los nervios, sus efectos devastadores se sienten en todo el cuerpo. La Organización Mundial de la Salud brinda datos que, más que números, son razones de discapacidad y de muerte:

  • Los pacientes diabéticos tienen mayor probabilidad de sufrir patologías cardíacas y accidentes cerebrovasculares (ACV). De hecho, la mitad de las muertes asociadas a la diabetes se deben a estas causas.
  • Las alteraciones de los vasos sanguíneos y de los nervios en los pies llevan a úlceras y, muchas veces, a la amputación.
  • Los trastornos de la visión, desde los más leves hasta la ceguera, son habituales y se deben al daño que se produce los pequeños vasos sanguíneos de la retina.
  • Otro órgano crucial que sufre con la diabetes es el riñón. Cerca de una quinta parte de los pacientes mueren por insuficiencia renal.

Muchos diabéticos se rebelan ante su enfermedad. Hacen trampa a la hora de hacer dieta, saltean la toma de medicamentos, siguen fumando. La carga sicológica que implica ser diabético es muy pesada y muchas veces se piensa que no tiene sentido vivir con tantos controles y restricciones.

Sin embargo, los pacientes que sí se comprometen con su tratamiento llevan una vida normal y con sus capacidades a pleno. Además, son excelentes embajadores de salud, porque los cambios y ajustes que deben hacer para combatir a la diabetes son aplicables a todos. Comer mejor, moverse más y dejar atrás los vicios, son compromisos que solo traen beneficios, con diabetes o sin ella.

Cecilia Morán

cmoran@colectivolapalta.com.ar

Fuente: Organización Mundial de la Salud