Percepciones del 8N

Las cacerolas en Argentina tienen una connotación distinta: se convirtieron en el símbolo de las protestas. Elemento infaltable a la hora de salir a la calle y manifestarse, sea el reclamo que sea. Durante la crisis de 2001, miles de personas salieron a la calle con sus cacerolas y bajo el grito "que se vayan todos" reclamaron la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa, quién fue incapaz de sostener la situación política y económica del país.

A partir de entonces los gobiernos y la sociedad debieron atender y analizar cada una de las protestas en donde participan las cacerolas. Una de estas fue la denominada 8N (porque se realizó el 8 de Noviembre pasado) que se expresó como la marcha por el malestar contra el gobierno K.

La heterogeneidad de la protesta es la misma que le brindó su inconsistencia. Reclamos de una derecha que no tiene idea y tampoco se preocupa por las necesidades y los derechos de las clases populares se mezclaban con otras críticas más complejas. Entonces habría que preguntarse si esta protesta, para nada homogénea, contribuyó a la construcción de un proyecto opositor consistente. La respuesta salta a la vista.

En términos de Ernesto Laclau, politólogo titular de la cátedra de Teoría Política en la Universidad de Essex, en Gran Bretaña, el 8N "es la expresión de una Argentina que está muriendo (...) es un intento de la oposición, quizás el último de presentar un discurso alternativo". Que la clase media argentina esté muriendo es difícil de creer, pero es interesante analizar la marcha del 8N como un intento desesperado de una oposición para configurar un discurso alternativo al gobierno actual, cosa que dada las características mencionadas anteriormente de la protesta, no se logró.

Es importante atender también a lo que no se pidió durante la marcha del 8N para comprender su naturaleza ¿se pidió por los trabajadores? ¿y por los pueblos originarios que siguen luchando para que se reconozca y respete su identidad? ¿por los pueblos que deben soportar la instalación de grandes empresas mineras que toman sus recursos y los contaminan?

El contexto argentino actual suele leerse como una polarización casi perfecta entre los K y los anti K, sin atender a las demás opciones que, pese a su escasa fuerza en el escenario político y social, están ahí luchando desde los márgenes e intentando traspasar las fronteras del ámbito hegemónico. Y con demás opciones me refiero a organizaciones sociales y civiles que la luchan desde fuera, luchan contra un sistema de gobierno que busca un capitalismo más fuerte a partir de la alianza con distintas multinacionales tales como Monsanto o Barrik Gold.

Todos tienen derecho a manifestarse por lo que creen justo, es la forma en la que se contornea la democracia, el punto es desde donde se construye y el análisis que se hace del contexto general antes de tomar la pancarta y salir a marchar.

Marianella Triunfetti

mtriunfetti@colectivolapalta.com.ar

Fuente: http://www.telam.com.ar/nota/43134