La Palta

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Abuso sexual grupal: ¿y si pedimos justicia transfeminista para la sobreviviente?

Fotografía de Sol Avena

Por LATFEM

Una joven fue encontrada en Palermo, Ciudad de Buenos Aires, dentro de un auto mientras era presuntamente abusada por un grupo de jóvenes -la joven aún no declaró-. Después de que una vecina denunciara, la policía intervino y detuvo a los jóvenes. Por año la cantidad de hechos de violencia sexual que se denuncian en la Argentina son alrededor de 16 mil, pero según los últimos datos disponibles de la UFEM el 87% de las víctimas no realizó la denuncia.

Podemos preguntarnos a qué se debe que las personas que fueron abusadas decidan no denunciar. La mayoría de las veces son sometidxs a procesos de revictimización muy fuertes. Tienen que cargar sobre sus hombros —días, horas, meses— la gestión ante burocracias judiciales desensibilizadas, para obtener un poco de justicia. Nada que compense o repare, o tal vez sí, pero lo que el sistema judicial ofrece —como mucho— es una condena.

La revictimización también se produce en los medios de comunicación y las redes sociales. El morbo, la insistencia en los detalles, o incluso la escenificación del hecho y la difusión de los rostros de los sospechosos puede redundar en más violencia contra la sobreviviente. También puede volverse disciplinador: y no queremos, como feministas, reproducir más miedo.

Moira Pérez nos recuerda que “en la era de las vistas, comentarios, reproducciones y alertas de ¨último momento¨ repetidas hasta el cansancio, el punitivismo tiene de su lado la espectacularización”.

En el trayecto hasta el momento de la instancia judicial, suponiendo que es lo que la/el/le joven victimizada necesita y quiera, debe contar muchas veces lo mismo, debe escuchar preguntas impropias de múltiples fuentes. Debe ver los rostros de sus victimarios y escuchar su historia muchas veces en los medios. El camino para conseguir justicia es muy difícil. Las demandas por una justicia feminista hablan de esto: de que ir hacia el poder del Estado que debe dar respuesta no sea una nueva forma de ser violentada.

Ya vimos las caras de los acusados y sabemos cuáles son sus destinos posibles. Pero ¿qué sabemos del destino de la sobreviviente? ¿Qué recursos tienen el Estado y la sociedad para acompañarla en un proceso que repare su daño? ¿Cómo podemos direccionar la rabia hacia prácticas que le den a las sobrevivientes una mejor vida? ¿Será posible o sensato correr el foco de los victimarios para pensar estrategias de acompañamiento a las víctimas que las cuiden y respeten sus derechos?

Nos decía Thelma Fardín hace un tiempo: “muchas veces los tiempos de la justicia no condicen con los tiempos de las víctimas, los tiempos para poder procesar emocionalmente a qué violencia una ha sido sometida”.

La construcción de una justicia transfeminista es un proceso complejo, lleno de debates, consensos y desacuerdos. Algunos los contamos en esta nota.

Los planteos sobre una justicia transfeminista cuestionan que la respuesta penal sea la más adecuada y destacan además que la consecuencia del punitivismo es el incremento de la violencia. Esta forma de abordar los problemas no implica que no haya sanción, sino que sea de otro tipo, con otros resortes del Estado. Las respuestas que necesitan las miles de denunciantes (y no denunciantes) anuales no son las mismas. Una justicia transfeminista piensa también un poder judicial sensible a esa diferencia, que entienda cómo se tocan violencia y opresión.

Como dice Tamar Pitch: “Violencia y femicidio parecen haber suplantado a cualquier otro término (explotación, opresión, dominación) en el lenguaje feminista que evoca la intervención de la justicia penal y reduce la política a la política penal”. No permitamos que una batalla legítima contra la violencia sexual se convierta, como sugiere Marta Lamas, “en una cruzada moralista, que alienta el giro punitivo al exigir una excesiva intervención penal en temas culturales”.

A una semana de un nuevo 8M pedimos justicia transfeminista y preguntamos ¿qué marcos institucionales le da a las sobrevivientes la sociedad, la justicia y el Estado para que puedan reponerse a una situación de violencia sexual? ¿Qué contención le estamos ofreciendo las feministas y la opinión pública en general?