La Palta

View Original

Cuando el duelo es interminable

Fotografía de Bruno Cerimele | Agencia Infoto

Muchos han sido los especialistas que han hablado y estudiado el proceso por el que pasa una persona cuando pierde a un ser querido. Estas etapas, tan descritas, cambian cuando ese ser querido es un desaparecido. “La desaparición se acompaña de incertidumbre, de mentira, de engaños, de torturas, de impunidad, hechos que deterioran los procesos en la elaboración y recuperación del duelo, y los rituales que solemos realizar solo proveen un pequeño consuelo”, dice la especialista en psicología jurídica Carolina Gutiérrez de Piñeres. (1)

El dolor por la pérdida se arraigó en los cuerpos de quienes hoy, después de casi 40 años, siguen buscando y exigiendo justicia por sus desaparecidos. Algunos pudieron tener certidumbre respecto al lugar donde se encontraban los cuerpos, esos mismos cuerpos que en un tiempo fueron lucha, vida y sueños y que el terror y la impunidad quisieron esconder. Una de ellas es Josefina Molina, hija del ex vicegobernador de la provincia, Dardo Molina, quien fuera secuestrado en 1976, y que en febrero de este año se pudo identificar parte de sus restos en el Pozo de Vargas. En ese momento Josefina aseguró “voy a hacer el duelo cuando el Estado y la justicia me entreguen el cuerpo entero de mi padre” (2). Y esta semana recalcó ese sentimiento frente al laboratorio de Arqueología Forense de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Tucumán, ubicado en calle Italia al 900. En ese lugar varios familiares de desaparecidos se congregaron ante la noticia de que el juez federal Fernando Poviña determinó el traslado de los restos hallados en el Pozo a Buenos Aires para realizarles estudios.

Los familiares piden que el Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT) sea quien ‘reasocie intraesqueletalmente’ los restos en el laboratorio de la provincia y que, a partir de eso, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) tome un fragmento apto de cada individuo y lo traslade a Buenos Aires para realizar el cotejo de ADN que pueda brindar la identidad de la persona que, quieren, sea reconstruida en Tucumán bajo el control y la supervisión de los familiares. “Si se llevan todo lo que hay acá adentro siento que están secuestrando a mi papá otra vez, por segunda vez con todos estos gendarmes aquí”, decía Josefina, con la voz entrecortada, frente a la entrada del laboratorio. 

La justicia aduce que el laboratorio de Tucumán no se encuentra en condiciones y por ello es necesario trasladar los restos. Los familiares no apoyan la medida y aseguran que el trabajo puede realizarse sin inconvenientes en la provincia. Ellos apuestan al diálogo y al entendimiento de una situación que se plantea como compleja y que el Estado debe abordar con respeto y sensibilidad hacia los familiares que quieren ejercer su derecho a vivir el duelo y obtener los cuerpos que les negaron durante tantos años.

 

(1) http://psicologiajuridica.org/psj137.html

(2) http://www.colectivolapalta.com.ar/derechos-humanos/2014/03/03/que-el-pozo-de-vargas-se-llene-de-vida